• En otras ciudades europeas, las políticas de promoción de la vivienda de alquiler intentan ayudar a los propietarios con, por ejemplo, bonificaciones del IBI, al contrario de aquí

Barcelona, lunes 4 de abril – El incremento del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en la ciudad de Barcelona en estos últimos años ha llegado a una situación casi insostenible. Según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT), en el periodo comprendido entre el 2006 y el 2020, el incremento fue del 62,51%, el cual deduciendo la inflación que fue del 19,5% según el INE, queda en un incremento neto del 43,01%.

Este aumento, en el contexto del mercado de alquiler de viviendas actual, es contradictorio e incoherente con las pretensas finalidades del control de precios en el alquiler. Todas las políticas de intervención que se están promoviendo desde el Consistorio para limitar las rentas en los contratos de arrendamiento de vivienda han provocado la reducción de la oferta de alquiler. En la realidad del mercado inmobiliario, comparando el mismo periodo 2006-2020, el incremento del precio medio del alquiler de vivienda en la ciudad de Barcelona fue del 33,85%, que deduciendo la inflación, queda en un incremento neto del 11,36%. Muy lejos, sin duda, del aumento tan desmesurado del IBI que castiga de una manera desorbitada a los propietarios de viviendas. Puesto que, por un lado, se fuerza la reducción del alquiler y se limita su actualización y, por la otra, se incrementa la carga de gasto en impuestos y en los gastos de mantenimiento y eficiencia energética de las viviendas.

Este hecho supone que los propietarios de bienes inmuebles que tengan su propiedad alquilada tengan que soportar unos costes cada vez más elevados, mientras que el precio del alquiler se encuentra tensionado por la regulación intervencionista y estigmatizadora de los arrendadores, provocando una grave inseguridad a las relaciones jurídicas.

Estas políticas de vivienda son contrarias a la línea seguida por gobiernos del mismo signo en otras ciudades europeas como Lisboa, donde sus iniciativas de promoción de vivienda de alquiler asequible incentivan también a la persona arrendadora y de aquí su éxito. Ya que a aquellos propietarios que alquilen su inmueble dentro de unas condiciones específicas tienen unas bonificaciones fiscales como es la reducción del IBI, entre otros. Esta medida es más coherente con una promoción del mercado de alquiler de vivienda, en contraposición a las actuaciones de control y régimen sancionador que se aplican en nuestro país.

Con todo esto, desde el Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lleida queremos hacer un llamamiento al Ayuntamiento de Barcelona para ofrecer nuestra colaboración para promover políticas de fomento de viviendas de alquiler asequible considerando a las dos partes, tanto a arrendatarios como a las personas propietarias que destinan sus viviendas al arrendamiento.

 

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